martes, 25 de diciembre de 2012

Tarea 3. Debate sobre la televisión pública

El cometido de las emisoras de televisión públicas no debería limitarse sólo a informar, educar y entretener, sino también a otorgar poder a los ciudadanos en busca de lo distintivo en el ámbito y la calidad de las ofertas. Las instituciones de televisión pública deberían invertir en muchas categorías de contenidos. Además de ello, los canales de la televisión públicos deben tratar a sus espectadores como ciudadanos, no como simples audiencias o targets.

En el futuro, la televisión pública debe de ser ante todo autónoma y libre, que garantice el pluralismo realmente existente en nuestra sociedad; que informe con veracidad y profesionalidad, que cuente con una programación de entretenimiento de calidad. Además, deberá contribuir al desarrollo de nuestra industria audiovisual. Una televisión pública de y para todos los ciudadanos.

Económicamente, el modelo de televisión pública deberá ser financieramente estable y saneado, con una financiación comercial por un lado y aportación de los ciudadanos, a través del canon, o el Estado, para garantizar la función de servicio público, por otro.

Las dimensiones de la televisión pública deben ser correspondientes a las necesidades de una sociedad moderna y desarrollada, como lo es en la que vivimos. Hay que poner en marcha medidas tendentes a la creación y desarrollar un modelo de televisión pública competitiva y reconocida por públicos mayoritarios. Ante todo, una televisión pública estatal que evite la competencia con el resto de televisiones públicas, lo que significa aprovechar sinergias, recursos técnicos y humanos.






 
En cuanto a los métodos de financiación, de cara al futuro parece ser que el canon sigue siendo la fuente de financiación más fiable y estable que está relativamente libre de limitaciones políticas. El canon es aceptado como la solución “menos mala” de las opciones para mantener la independencia del canal público y la novedad del contenido, ya que las emisoras de televisión pública que son altamente dependientes de ingresos comerciales se comportan de un modo similar al de sus competidoras comerciales y se centran en opciones de programas de baja calidad preferidos por la mayoría de los telespectadores.

Hoy en día, la marca juega un papel trascendental, y esto es algo que la televisión pública debe tener muy presente. Por ello debe jugar su papel de televisión de calidad, de televisión atractiva, de televisión que defiende un espacio público que debe ser claramente diferente, en este sentido entraría en juego la concepción del servicio público, del que ofrece la televisión privada de mayor consumo. Tenemos que saber cómo crear más valor en un panorama de recursos financieros en descenso y esa es una tarea compleja en la que no se puede permitir ningún paso en falso.

Estamos, por tanto, ante un panorama complejo y cargado de retos, tanto tecnológicos como financieros, organizacionales y de programación, unos retos que no harán sino aumentar con el paso de los años. Pero sin duda alguna, el mayor reto en estos momentos es asegurar la viabilidad del modelo de televisión pública, en ese camino es fundamental ser transparentes, fomentar una gestión que permita hacer más con los recursos a disposición, incidir en el valor de la proximidad, crear un contenido de calidad pero atractivo para las audiencias, encajar el contenido televisivo desde su idea hasta la producción final en un contexto totalmente digital y multiplataforma.

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